Las mujeres en la antigua sociedad griega eran degradadas a tal punto que los hombres decían que las mujeres eran la encarnación del mal. No había un sistema que protegiera a la mujer en esa sociedad, no tenía derecho a recibir una educación, y era comprada y vendida como cualquier otro objeto material, no tenían derecho a heredar y eran consideradas de poca importancia y sin derecho a realizar ningún tipo de transacción comercial.
La mujer estaba atada a los deseos de los hombres durante toda su vida y el divorcio era un derecho absoluto del hombre. Su matrimonio lo concertaba su padre o pariente masculino más cercano. No podía heredar ni tener nada en propiedad. Cualquier asunto que tuviese que ver con ella había que tratarlo con su padre, hermano o tutor. Si no tenía hermanos que heredasen las propiedades paternas, ella, como heredera, iba con la propiedad, es decir, el pariente masculino más próximo al que le correspondiese la propiedad tenía que casarse con ella, divorciándose de su primera esposa si la tenía, a menos que quisiese renunciar a la herencia.
Entre otras cosas, la mujer debía de ejercer el papel de ser una buena esposa y reproductora, un papel ciertamente machista ya que la mujer tenía importancia para tener hijos y para complacer al marido. Normalmente, se pasaba de ser niña a “esposa” a la edad de 10 años, un crueldad mayor. Desde pequeñas las educaban para ser como ya dije antes: buenas esposas y reproductoras, lo que nos hace ver el machismo que existía.
Sara.
jueves, 7 de enero de 2010
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