En la antigüedad, la mujer era tratada en general como una sirvienta o esclava, sin poder de decisión o de valerse por sí sola. Debía seguir a su esposo en todos los asuntos. La mujer podía ser entregada como parte de pago de una deuda de juego. Como muestra de devoción, era obligada a quemarse viva en la fogata fúnebre de su marido como parte del ritual para honrar su muerte. Esta práctica, conocida como “sutti”, continuó hasta fines del siglo 17 cuando finalmente se derogó a pesar de la oposición de los líderes religiosos (a pesar de haber sido prohibida oficialmente, la práctica del sutti continuó hasta fines del siglo 19 y aún se realiza en algunas aldeas remotas de la India) En ciertas regiones, la mujer era ofrendada a los religiosos como concubinas o prostitutas para ser explotadas o se las sacrificaba para satisfacer a los dioses hindúes o pedir que llueva.
Como prueba de esto, podemos encontrar diversas leyes hindúes que "justifican" el inexistente papel de la mujer en la sociedad.
"La paciencia predestinada, los fuertes vientos y tornados, la muerte, el infierno, el veneno, las serpientes y el fuego no son males menos importantes que las mujeres”
“Cuando Manna (el dios hindú de la creación) creó a la mujer, le impuso el amor a la cama, los asientos, la decoración (maquillaje), la lujuria, la ira, la rebeldía contra su honor y dignidad, y otros atributos, comportamientos y conductas malignas”
“Una mujer puede vivir sin poder elegir, no importa si es una niña, una joven o una mujer madura. Una niña está bajo el comando y decisión de su padre. Una mujer casada está sometida a la voluntad de su marido. Una viuda está sujeta a las decisiones de sus hijos varones y nunca será independiente (tras la muerte de su esposo). Una viuda no puede volver a casarse jamás, por el contrario, debe rechazar y resignar todo lo que le gusta en cuanto a comida, vestimenta y maquillaje hasta que muera. Una mujer no puede ser dueña de nada, ya que cualquier cosa que pudiera ganar o conseguir, debe entregárselo directamente a su marido”
La India es un Estado federal donde habitan pueblos de diversas culturas y religiones. Un 80 por ciento de la población reside en las zonas rurales y el hinduismo es la religión mayoritaria. Ha entrado en el nuevo milenio con mil millones de habitantes. Esta cifra está lejos de las previsiones que se hicieran poco después de la independencia del país en 1947 y que no pasaban de 600 millones. Los datos recogidos en el censo de 2001 revelan que faltan cincuenta millones de mujeres. La tendencia natural de que su número sea un poco mayor que el de hombres se halla invertida al haber 933 mujeres por cada 1.000 hombres. La discriminación que sufren las mujeres en todos los ámbitos de la vida y a todas las edades afecta a su propia supervivencia. Esto es lo que revelan las cifras.
Se pueden enumerar las causas de la mortalidad elevada de las mujeres, pero los procesos sociales y económicos que hay detrás son complejos e intrincados. Empezaremos diciendo que es más probable que un bebé no llegue a nacer si es una niña. El aborto es libre en la India como corresponde a una nación que necesita por todos los medios controlar el crecimiento de su población. Lo que está prohibido es realizar ecografías para determinar el sexo del feto. ¿Por qué? Muchas mujeres tienen que abortar si el feto es una niña porque una hija no podrá cuidar de sus padres cuando envejezcan, porque será la causa del empobrecimiento de la familia al tener que pagar una dote en su boda, porque será considerada un huésped en su propia casa hasta el día en que la abandone para casarse, porque el prestigio de la madre y su posición en la familia sólo se verán consolidados si el que nace es un varón, y porque sólo éste puede realizar los ritos funerarios por sus padres. Si esta niña nace no se hará fiesta para parientes y vecinos, cuando crezca recibirá menos alimentos y cuidados que sus hermanos, gastarán menos en su educación y realizará el trabajo doméstico junto con su madre.
Para tratar de evitar dicho infanticidio femenino se implantó en 1996 una ley que prohíbe las pruebas de determinación de sexo, cuyo cumplimiento es prácticamente nulo.
Hemos visto lo complejo que es llegar si quiera a ver la luz si se es una mujer. Pero, ¿por qué las mujeres en India no tratan de ponerle remedio? Veámos ahora lo complejo que es vivir sabiendo que vales menos que los hombres.
El daño psicológico de crecer sabiendo que se vale menos que un varón sólo es el principio de un proceso de domesticación del carácter dentro de la sumisión y la docilidad. En una sociedad obsesionada con el matrimonio, toda joven se casa con alguien que no conoce, va a una familia extraña, en una población distinta, lejos de lo que ha sido su mundo afectivo hasta entonces y se somete a la tiranía de la suegra que una vez fue nuera en una familia extraña y que ahora tiene que adiestrar a este nuevo miembro en usos y ritos familiares. Se mira a la novia con recelo porque el equilibrio que hay que mantener en una familia extensa es muy delicado. La familia extensa consiste en varias generaciones viviendo bajo el mismo techo. Cuñados, primos, sobrinos... se pueden sentir atraídos por la novia y para evitar ese peligro la suegra tiene que cuidar en todo momento que su comportamiento sea el adecuado. Incluso el mismo esposo podría descuidar la atención a la familia si se dedica demasiado a ella. Sólo se le considerará como miembro de propio derecho cuando tenga el primer hijo... varón. Si alguna de sus hijas sufre violencia o abusos sexuales, lo que no es infrecuente, seguramente no podrá hacer nada. Una mujer casada no tiene casa a la que huir si ella misma es víctima del maltrato. Se considera que el marido tiene derecho a disciplinar a su esposa como lo considere necesario.
En cualquier momento la familia de su esposo puede necesitar más dinero para que un hermano estudie o por una enfermedad. Entonces, aunque hayan pasado años desde la ceremonia, se requerirá más dinero a la familia de la novia. Si ésta no paga, la mujer corre el riesgo de morir en la cocina abrasada, prendida con queroseno, envuelta en su sari sintético. O puede que sufra un acoso que la empuje al suicidio. Lo llaman “muertes relacionadas con la dote”. Ahora el marido se puede volver a casar y conseguir más dinero para la familia.
La India es una sociedad con un definido sistema de diferenciación social: el sistema de castas. ¿Cómo es la vida de una mujer, ya discriminada de por sí, en la más baja de las castas?
Las mujeres pertenecientes a castas inferiores sufren privaciones y abusos en mayor medida. Al hablar de casta baja nos referimos a los dalit o intocables (en realidad fuera del sistema de castas), que son un quinto de la población actual. Son quienes cuentan con menos recursos. Un 90 por ciento viven en la India rural y un 80 por ciento son analfabetos. Han sido explotados durante dos mil años. Se dedican a trabajos poco remunerados y considerados impuros, relacionados con los deshechos y la materia muerta: limpian los baños, las alcantarillas, lavan la ropa, trabajan con la lana y el cuero, encienden las piras funerarias, cortan el pelo... Hay muchas explicaciones para esta discriminación: históricas, económicas, religiosas e incluso psicológicas como la que relatamos a continuación. Un comportamiento inconsciente hace temer a la muerte y los dalit están en contacto con ella a diario. Una concepción mágica del mundo que ve el cosmos lleno de fuerzas que se transmiten por el contacto hace que el tocar a un dalit contamine. Eso justifica que vivan en áreas separadas en los pueblos, que no puedan entrar en los templos, que no puedan utilizar los pozos, que niños y niñas tengan que sentarse separados de otros alumnos y al final de la clase en las escuelas.
De un total de diez millones de prostitutas, unas 500.000 son niñas. Aunque un hindú de otra casta nunca bebería del mismo vaso que un dalit, sí puede tener contacto sexual con sus mujeres. Cada año unas 1.000 niñas dalit son dedicadas al culto de la diosa Yellama antes de llegar a la pubertad.La principal razón es que sus familias no pueden alimentarlas. Niñas menores de diez años son casadas con la deidad en una ceremonia en la que reciben un collar de iniciación. La primera noche era privilegio de los sacerdotes, pero actualmente la desfloración la realiza el hombre que más puede pagar. De ahora en adelante llevarán una vida de prostitutas no pudiéndose negar a ningún hombre que las requiera. Trabajarán en el campo por el día y tendrán que mendigar sus alimentos o acabarán en los burdeles de las ciudades.La práctica no desaparece, aunque sea ilegal, porque está aceptada religiosa y socialmente.
Aunque a día de hoy, comienzan a denunciarse estos abusos y contamos ya con muchas asociaciones trabajando duramente para mejorar las condiciones de la mujer en la India, el camino es aún muy largo y tortuoso.
Violadas, discriminidas, asesinadas, manipuladas, sumisas... meras monedas de cambio, esclavas.
Las mujeres nada son en la Sociedad India, nada.
A modo de resumen, y porque una imagen vale más que mil palabras, aquí queda este video.
Regina.
jueves, 7 de enero de 2010
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