jueves, 7 de enero de 2010

La mujer en la sociedad Africana

Tanto en las sociedades africanas tradicionales, como en las sociedades urbanas, predominan, como en los otros cuatro continentes, las sociedades en las que la situación social de la mujer es inferior a la del hombre en muchos aspectos de su vida familiar, cultural, política, ...
En medios rurales es habitual que la mayor parte de los trabajos (cuidado de la casa y de los hijos, recogida de agua y leña, preparación de alimentos, trabajos agrícolas y atención del ganado doméstico, ...) sean realizados por las mujeres, mientras los hombres pasan el tiempo reunidos entre ellos, bebiendo y tratando "asuntos de la comunidad". Esporádicamente, acuden al mercado para intentar vender productos que le reporte una ayuda en dinero en metálico. La escolarización femenina es mucho menor que la masculina. En muchos casos, la elección de compañero matrimonial está supeditado al visto bueno de la familia, que mira más los intereses familiares que los de la futura esposa. Una vez casada, no tiene voz ni voto en los asuntos familiares e, incluso, no se cuenta con ella en el caso de que el marido vaya a tomar una nueva esposa. En los nucleos urbanos, por su escasa capacitación para encontrar trabajo y ante la ausencia de oferta de empleo, muchas mujeres recurren a la prostitución como medio para tener una independencia económica al margen de la familia.
La discriminación legal es habitual. Por ejemplo, en la mayoría de los casos es menor la compensación y el castigo impueto en un asesinato, en el caso de una mujer que en el de un hombre; En muchas sociedades, le está negado a la mujer el derecho a iniciar un proceso de divorcio matrimonial; la actividad pública es algo generalmente reservado a los hombres; las normas morales suelen ser más rígidas para las mujeres que para los hombres; la brujería, uno de los delitos más graves en las sociedades tradicionales, ha sido causa de acusación para muchas más mujeres que hombres.

Son pocas las áreas en las que la mujer tiene un reconocimiento mayor que el hombre. Por ejemplo, la maternidad suele estar más valorada que la paternidad; en algunas religiones tradicionales, suele predominar la mujer sobre el hombre, en el ejercicio del sacerdocio, intermediaria entre vivos y difuntos o como adivina; a veces, su poder ha sido tan grande que como en el caso del Pueblo Zulu, han llegado a nombrar y destituir reyes, o como en el caso de Nehanda a dirigir la guerra de liberación en Zimbabwe; en muchos paises, el comercio minoriata es, mayoritariamente, ejercido y controlado por mujeres.

Llara.

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